Los restaurantes deben ofrecer el mejor servicio y los comensales pueden reclamar.
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Lo que nunca debes hacer en un restaurante

Recomendaciones del bloguero estadounidense Adam Roberts.

A todos les gusta salir a almorzar o cenar, y a todos les disgustan las experiencias negativas cuando se va a un restaurante. Sin embargo, a veces los propios comensales son, en alguna medida, responsables del desastre, al no seguir unas mínimas normas básicas que ahorrarían frustraciones.

Por eso, el bloguero estadounidense Adam Roberts, especialista en gastronomía, reunió sus “Cosas que estás haciendo mal en los restaurantes" en un artículo para el Huffington Post, una especie de guía para no pasar un mal rato en un restaurante. 

Comer sin inspeccionar

Si algún plato tiene una falta grave, debemos devolverlo a la cocina explicándole por qué al camarero con mucha educación. En el fondo, le estamos haciendo un favor al restaurante, que así podrá corregir el error, mejorar y a la larga ganar más dinero. 

Pedir la carne muy hecha

El cocinero neoyorquino Anthony Bourdain lo cuenta en sus 'Confesiones de un chef’. Los restaurantes destinan los peores trozos de carne a los clientes que la piden muy hecha. Es mucho más fácil de camuflar una mala pieza si se sirve muy pasada, mientras que en las carnes al punto o sangrantes el engaño es más complicado.

Ignorar las temporadas

Todos lo hemos hecho alguna vez, pero no existe vía más directa al fracaso que elegir un plato con ingredientes (sobre todo verduras y frutas) que no estén en temporada. Si se desconoce el calendario, lo mejor es preguntar si el ingrediente principal del plato es fresco y local.

Ser quisquilloso con los ingredientes

Cuando te pones en plan quisquilloso con los ingredientes de los platos, como por ejemplo: ”¿puede ser sin aguacate, sin cebolla y sin comino, que no me gustan?”, no sólo estás irritando a los demás comensales, sino al cocinero. Si el chef accede a quitarlos, es más que posible que destruyas el equilibrio que él buscaba al preparar la receta. Cuando no te gusta algo de lo que lleva un plato, es mejor pedir otra cosa.

Ir a fumar o al baño cuando no toca

Las salidas a fumar o al baño deben hacerse siempre en momentos en los que no interrumpan el ritmo del servicio. Si vas antes de empezar a comer, hazlo después de haber pedido para que no se retrase el proceso. 

Confundir al camarero con un amigo

Gracias a sus indicaciones, consejos y amabilidad, los buenos camareros logran que la experiencia de comer fuera sea mucho más placentera. Lamentablemente, son una especie profesional en peligro de extinción, puesto que muchos hosteleros piensan que no se necesita ningún tipo de talento o cualificación para desempeñar dicha tarea. En este contexto, conviene mantener una relación cordial con los que te están sirviendo. Mostrarse maleducado acaba jugando en tu contra, como endilgarte cosas que deben salir de la cocina o a clavarte en la cuenta. 

Usar el celular

La escritora española Elvira Lindo dice en un artículo que estar con el celular durante una comida no solo es de mala educación, sino también una forma de perder el apetito. Además de llenar el estómago, cuando comemos estamos disfrutando de un placer y comunicándonos con nuestros compañeros de mesa. Las llamadas, los mensajes, los whatsapp y los tweets interrumpen ambas cosas.

No mirar la cuenta

Algunas personas consideran una vulgaridad comprobar que la cuenta está bien, otras pasan por simple descuido. Todas ellas se arriesgan a pagar platos o bebidas que no han consumido. Los restaurantes no tratan de agregar más cosas a tu cuenta, pero un camarero demasiado ajetreado puede cometer errores en el recuento. No se trata de ponerte a sumar como si fueras un contador, basta con asegurarte rápidamente de que la lista es correcta.

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