Pekos en su faceta de vendedor de LP y en familia.
Pekos en su faceta de vendedor de LP y en familia.
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Adiós al ‘Gran Pekos Salsa’

Se marcha otro personaje del mundo del disco y la salsa en Barranquilla.

“En los carteles de mi sepelio quiero que escriban: ‘Ha muerto el Gran Pekos Salsa’, no  pongan mi nombre, porque así no me conoce nadie…”

Esto se lo repetía constantemente Pedro Acosta Barraza a su compañera sentimental de varios años, Nuris Celis Beltrán, cuando la sombra de la muerte ni siquiera asomaba su guadaña siniestra sobre él.

El martes, cuando le dio un primer infarto cardiaco en su casa del barrio Los Olivos se lo volvió a recordar.

Sin embargo, al conocerse ayer jueves su deceso, Nuris desconocía si ese deseo podía hacérsele realidad.

“Es que todos los preparativos de la funeraria está en manos de su hermana Socorro”, dijo doblemente desconsolada la señora.

Pekos Salsa, de 72 años, falleció a las 10:30 de la mañana de este jueves en la Clínica La Misericordia, víctima de una seguidilla de ataques cardiacos.

Era muy reconocido en Barranquilla como vendedor de LP, discos compactos y la novedad actual, las memorias; especialmente entre los seguidores de la salsa.

“Hay que aclarar que Pekos no solo dominaba lo de la salsa, él conocía mucho de baladas, sus compositores e intérpretes, e igualmente los ritmos de nuestro folclor costeño y la música africana. Un melómano completo”, contó ayer su amigo y colega en el negocio del disco, Didier Ariza.

A mediados de los años 70 del siglo pasado, cuando aún no era conocido como Pekos, se metió de lleno en el manejo de la música.

Comenzó como administrador y disc-jockey del estadero Bronx Casino, carrera 22 con calle 40, en ese momento uno de los establecimientos emblemáticos de Barranquilla, cuando la salsa estaba en su máximo auge en el gusto de la gente.

Luego pasó a manejar la programación musical en el estadero Las Vegas, otro punto icónico de la salsa en ese entonces.

Toda esa experiencia acumulada en los estaderos la trasladó al Almacén Discolandia, de Félix Arizmendi Figueroa, donde se desempeñó como vendedor estrella. Este almacén era uno de los más famosos de la época, por la gran cantidad de clientes con que contaba. También estuvo en ventas en discos La 100, que funcionó en la calle 38 entre carreras 43 y 44, recordó su gran amigo Donaldo García.

Pekos Salsa desde muy joven fue amigo y vecino de la familia Plá, de cuyo seno han brotado grandes percusionistas como los hermanos Roberto, Charly y Ricardo.

Con ellos se juntaba en la casa de la carrera 14 con calle 40, y aprendió a tocar el timbal con ganas de ser músico.

El dominio de ese instrumento le serviría después para hacerlo sonar en esos shows itinerantes que incluyen fonomímicos y bailarines, que los fines de semana se toman los estaderos de salsa de la ciudad a cambio de unos cuantos pesos.

Luciano Barraza, Ildefonso Vivero y Pekos Salsa, los tres fallecidos, grandes conocedores de la música salsa.

“Pekos hacía sonar bien los cueros, se defendía. Era un buen tipo, cordial, noble, sabía mucho de música, aconsejaba y guiaba al cliente en la adquisición de discos”, recordó otro de sus grandes amigos, el periodista y escritor Gilberto Marenco Better.

“Lastimosamente tuvo unos años oscuros, cuando cedió ante las drogas y tuvo que ser recluido en Hogares Crea, de allí salió recuperado y entregado al evangelio”, agregó Marenco.

A Pekos era fácil verlo en cualquier punto de la ciudad siempre a pie, y con dos o cuatro discos en la mano.

Amigo de muchos periodistas y locutores a los que tenía como clientes de su actividad comercial.

De su unión con Nuris Celis Beltrán quedan dos hijas, Dina Luz y María Mercedes. También Rosa María, María José, Leydi Laura, Dadiv Elías, y el nieto Adrián de 2 años

Sus amigos de la calle 38 entre carreras 43 y 44, donde se concentran las grandes ventas de discos, un sector que visitaba con frecuencia, ya comenzaron a extrañar a este personaje, singular por sus vestimentas multicolores, hablar desparpajado y andar bamboleante.

El sepelio de Pekos está previsto para este viernes en Jardines de la Eternidad de la vía Circunvalar.

“Otro de sus deseos antes de llegar a la tumba fue que le pusieran el disco ‘No me digan que es muy tarde’, de Ismael Miranda, le gustaba mucho", dijo también su compañera Nuris Celis. Mucha paz y salsa en su camino al más allá para el ‘Gran Peko Salsa’.

 

Por Roberto Llanos Rodado, especial para Zona Cero

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