Fernando Carrillo Flórez, procurador general.
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Prensa Procuraduría.

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"Vamos a trabajar sin pausa para erradicar la corrupción": Procurador General de la Nación

Dijo que será "un procurador que garantiza y ofrece independencia, ecuanimidad, imparcialidad, ponderación y humildad".

El nuevo procurador general, Fernando Carrillo Flórez,  definió los tres ejes centrales de su gestión al frente del Ministerio Público, en la que la lucha contra del flagelo de la corrupción será uno de los pilares fundamentales para responder a la ciudadanía, durante la posesión del cargo este lunes ante el presidente Juan Manuel Santos.
 
“Los ciudadanos reclaman una regeneración ética en la política para eliminar la corrupción de la vida pública. La cultura de la corrupción es la plaga que carcome los cimientos de la Nación. La fórmula para erradicarla es clara: democracia, desarrollo, buena política y transparencia”.

Resaltó la necesidad de que el país trabaje desde la unidad para poner punto final al escepticismo y la impunidad. El procurador general de la Nación fue enfático en advertir que el Ministerio Público “trabajará para demostrar que ser pillo no paga”.

Discurso

Estas son las palabras del procurador Fernando Carrillo Flórez en su acto de posesión:

Asumo el cargo de procurador general de la Nación con la Constitución en la mano, el corazón al lado de las víctimas y los pies en los territorios. Hoy comienza la era de la Procuraduría de la gente.

Es el momento de vencer el escepticismo y el miedo al futuro. Es tiempo de dejar atrás la polarización que erosiona la confianza en la democracia. Es hora de ponerle límites al populismo y al autoritarismo. Los ciudadanos reclaman una regeneración ética en la política para eliminar la corrupción de la vida pública. 

Colombia está dando un paso gigante en la superación de su historia de dolor. El fin negociado del conflicto armado, bajo su liderazgo sr. presidente, ha puesto al país en el centro de las miradas del mundo. Seré veedor y garante de esos acuerdos, porque volver al pasado no es una opción viable.

Pero la corrupción, no la guerra, es hoy el peor enemigo del país. Vamos a vencerla, porque ser corrupto en Colombia dejará de dar estatus. El modelo para nuestros jóvenes nunca más podrá ser quien ostenta con impunidad el dinero mal habido que mata niños sin hospitales y condena a la miseria a quienes no tienen educación ni oportunidades. La cultura de la corrupción es la plaga que carcome los cimientos de la Nación. La fórmula para erradicarla es clara: democracia, desarrollo, buena política y transparencia.

Los retos que nos plantea el siglo XXI exigen instituciones fuertes, funcionarios comprometidos, ciudadanos activos; menos leyes y más acción contra los corruptos y depredadores de los derechos de los colombianos. Menos retórica y más resultados. Hemos expedido muchas leyes, pero hemos dado poco ejemplo.

La Constitución que promovimos los jóvenes del 91 es la guía para garantizar el futuro de las nuevas generaciones de hoy y de mañana. No hay espacio para aventuras constituyentes. La paz es el corazón de la Carta. Ahí están las respuestas a todas las preguntas. Hagamos realidad ese pacto político por la vida honrando su espíritu pacifista, descentralizador y modernizador del Estado.

La Procuraduría General de la Nación vive, tiene historia de casi dos siglos y es patrimonio de los colombianos. Se equivocan quienes creen que sus cimientos se han debilitado con el peso de los años o los errores del pasado. La garantía de la efectividad de los Derechos Humanos, la lucha contra la corrupción y la veeduría a los acuerdos de paz, serán ejes de nuestra misión en los próximos cuatro años. 

Asumo este mandato constitucional como el más transparente servicio de un ciudadano a su país para defender la vida y formar a las nuevas generaciones para vivir en paz.    

Vamos a mirar hacia adelante. Mi faro es la Constitución, no el espejo retrovisor, ni el sectarismo político.

Vencer la corrupción e instaurar una cultura de respeto a la probidad es una tarea que va mucho más allá de lograr buenos titulares. Hay que hacer menos anuncios y tomar más decisiones de fondo.

La paz no es un libreto hueco, sino una dinámica de acontecimientos que moldean el espíritu de la nación. Hay que resignificar el concepto de paz, llenándolo de nuevos contenidos, para que el colombiano del común entienda el impacto del fin del conflicto en el mejoramiento de su calidad de vida.

No se firma la paz para solucionar de manera mágica las deficiencias del Estado, sino para encontrar soluciones a los viejos problemas de manera civilizada. Para reconstruir un tejido social que se encuentra muy deteriorado y que debe ser el alma de la nueva agenda después de La Habana. 

Vivimos una excepcional oportunidad para modernizar a Colombia, para que podamos escucharnos y trabajar unidos. Para el surgimiento de una sociedad civil más fuerte y organizada. Dialogando, concertando, cumpliendo la palabra, podremos vencer la cultura de exclusión que algunos han querido imponer en este país. 

La justicia impuesta por los jueces tiene que llegar antes que la justicia mediática. Recuperar la confianza ciudadana en la justicia es una tarea inaplazable que exige sobre todo gerencia y fortaleza institucional. Es la justicia la que iluminará el camino de la democracia y será garante de que renazcan las esperanzas de bienestar y equidad social de los colombianos. 

Luchar contra la corrupción debe ser un llamado a la unidad contra esa epidemia. Debe ser más una política de Estado que una bandera electoral. Colombia requiere de desarrollo; pero antes que nada de una infraestructura ética que promueva la integridad y la probidad.

Esta Procuraduría trabajará para demostrar que SER PILLO NO PAGA. Porque el escepticismo frente a la justicia se transforma en boicot a la democracia y ascenso del populismo. Crece la percepción de que las grandes corporaciones internacionales se han convertido en multinacionales del soborno y las megaobras en ‘megatumbadas’. La poca credibilidad de la opinión pública en la justicia nace de la espesa capa de impunidad que asfixia los pulmones de la democracia.

¡Tenemos que cambiar esa historia! ¡Vamos a escribir otra historia! 

Vamos a trabajar sin pausa para erradicar la corrupción. Un paso esencial es la formación de nuevos ciudadanos. Hay que cambiar la percepción de que esta es una batalla perdida porque los corruptos salen siempre victoriosos.  

La inmensa tarea que nos hemos propuesto exige con urgencia la reingeniería de la Procuraduría, Será está una Procuraduría que promueva y vigile que los derechos de la gente se cumplan. Más eficiente, más articulada en sus objetivos estratégicos y fortalecida en su capacidad gerencial. 

Esta será la Procuraduría de la gente que nunca estará de espaldas a la realidad de los territorios, ni sorda a los reclamos ciudadanos. Una entidad descentralizada, ‘desbogotanizada’, desburocratizada, clave para fortalecer la gobernabilidad local. Vamos a escuchar a las comunidades y organizaciones sociales, a través del Consejo Asesor de la Sociedad Civil, que será un puente entre la sociedad civil organizada y el despacho del procurador. 

Para hacer cierta la máxima de que esta será una entidad con los pies en el territorio, se crearán las Delegadas de Paz y Convivencia; y la Delegada Especial de Salud. Así como el Pacto de Toledo en España representó un gran acuerdo nacional para asegurar la efectividad del derecho a la salud y a la seguridad social, la Procuraduría va a encauzar un gran dialogo social para superar la crisis del sistema, ampliar la protección social como derecho para todos, modernizar y hacer sostenible la política pública y combatir la corrupción en el sector.

Hoy se comienzan a escuchar con fuerza los reclamos ciudadanos a los problemas que el humo de la guerra impedía ver. Vamos a garantizar que se expresen libremente, con garantías, y respuestas efectivas del Estado. No vamos a permitir que se repita la vergonzante historia de la UP. Que sepan los más vulnerables, las mujeres, los niños, las comunidades campesinas, afrodescendientes, indígenas, discapacitadas, aquellas con enfoque diferencial, que esta es una Procuraduría de todos y para todos.  

Colombia es un país laico en el que hacer respetar la Constitución de 1991 es el credo de los funcionarios públicos. Nuestra fe democrática está sustentada en la garantía de los derechos de todos los colombianos. 

La Procuraduría será la casa de los defensores de los Derechos Humanos, las víctimas, las organizaciones sociales, los veedores ciudadanos, los personeros y todos aquellos que han padecido la desigualdad.  Un espacio de diálogo y formación permanente de nuevos liderazgos para la vida y no para la muerte, la democracia y no el populismo, la igualdad y no la exclusión del otro.

Será, además, protagonista de la meritocracia. Trabajaremos con los mejores. Una Procuraduría con tantos retos exige el servicio público de los jóvenes profesionales que en las universidades sueñan con servirle a su país. Solicitaremos a las facultades de Derecho los mejores egresados certificados por las pruebas de Estado, para ingresar a la institución al Programa de Jóvenes Abogados.

Erradicar la corrupción es una de las mayores preocupaciones de la comunidad global. Se creará el Sistema Nacional de Prevención de Riesgos y Alertas Tempranas de Corrupción, con apoyo de la cooperación internacional y del sistema preventivo contra la corrupción. La presencia hoy aquí del fiscal general de España, Don José Manuel Maza, es no solo un motivo de gratitud al amigo -pero más importante- a quien será aliado nuestro en las batallas internacionales contra los corruptos.

Se fortalecerá, además, la Dirección de Investigaciones Especiales para establecer un cuerpo élite para la indagación y sanción de los corruptos, que asumirá de inmediato la investigación de los casos que hoy nos sacuden y nos mantienen en el ojo del huracán.

Se creará la Red Nacional por la Ética Pública con participación de las universidades del país, colegios de profesionales y gremios, y se pondrá en marcha el Plan Nacional de Cultura de lo Público. Hemos hecho una invitación al sector privado, para contar con la participación de la ANDI, Fenalco, las cámaras de Comercio, Fedesarrollo y el Instituto de Ciencia Política para sellar un compromiso con el sector privado. Fomentar la integridad como valor empresarial es esencial para combatir la corrupción del sector privado.

Los órganos de control debemos trabajar unidos, sincronizados, con una sola agenda pública, para vencer el reto que nos han impuesto los corruptos y una sociedad cada vez más escéptica. 

Las ‘ías’ somos aliadas, no adversarias ni rivales. Somos hijas de la Constitución y garantes de la ley. Nuestra presencia debe generar respeto, no miedo. La concurrencia del fiscal general, Néstor Humberto Martínez, y del contralor Edgardo Maya, por quienes profeso admiración y respeto por sus acciones recientes, es una garantía de que ello será así. Coordinados, actuando en la misma dirección, daremos mayores resultados. 

La Defensoría del Pueblo, con Carlos Negret a la cabeza, no será la hermana olvidada de la Procuraduría. Renovaremos las alianzas para potenciar la defensa de los Derechos Humanos en los territorios, de la mano de las personerías municipales. Empoderaremos la Red Nacional de Personeros y Ministerio Público. 

Todas nuestras acciones buscarán el renacer de la confianza en la justicia y el Ministerio Publico. Vamos a vencer el desencanto, la decepción y el descontento que corroe la democracia.

La cultura de la legalidad y el respeto de lo público, de defensa de la Constitución, nace en la escuela, la familia, en la conciencia de cada ciudadano y, en especial, de los funcionarios públicos. Tenemos que darle una nueva significación al concepto de servidor público, porque el Estado es patrimonio colectivo. 

Colombia vive momentos trascendentales que exigen una nueva institucionalidad y una nueva cultura ciudadana de defensa de lo público. Ello exige acción, no discursos; compromiso, no silencio; apoyo, no criticas injustificadas. Educación cívica y civismo más que ira e indignación. La política debería ser el arte de dar buen ejemplo.

Procuraduría se escribe con la P de paz, de probidad y de progreso para el pueblo. De país sin perversos que se roban el dinero de los pobres. Los peores enemigos de Colombia hoy ya no portan fusiles sino coimas para saquear las arcas del estado. Unidos podemos vencerlos. 

Gracias al Consejo de Estado y al Senado de la Republica por permitirme asumir estas funciones. Confió en que dentro de cuatro años pueda mirarlos a los ojos con la tranquilidad de quien ha cumplido la tarea. Sé que cuento con el apoyo y el compromiso de millones de compatriotas que ven con esperanza el nacimiento de la Procuraduría para la gente.

Seré un procurador que garantiza y ofrece independencia, ecuanimidad, imparcialidad, ponderación y humildad. 

En 2021 espero haber contribuido a que Colombia sea un país más transparente, digno y garante de los derechos de la gente. Los invito a sumarse a esta causa. La Constitución del 91 es nuestra guía. Hagamos historia. Cambiemos la historia.

¡La Procuraduría vive para que vivamos en paz! 

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