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Halloween y el fantasma del Covid-19

Halloween, fiesta cuyo nombre proviene de “All Hallows’ Eve” o víspera de todos los santos, es un día de disfraces, dulces, niños y rumba para los adultos.

En Irlanda cuando la temporada de cosechas llegaba a su fin, comenzaba el “año nuevo celta” coincidiendo con el solsticio de otoño. Se creía que durante esa noche los espíritus de los muertos podían caminar entre los vivos.

Su origen celta, en el Samhain, duraba 3 días y comenzaba el 31 de octubre (BBC news). Hoy en día, es una mezcla de rituales cristianos y no cristianos que convocan la diversión, la interculturalidad y el respeto de costumbres y tradiciones en nuestras latitudes.

Hoy en plena pandemia, viviremos un Halloween especial. Es el momento para poner a prueba las propiedades horizontales y sus administraciones, la creatividad y capacidad para prevenir la expansión del Covid-19, teniendo a la celebración como excusa. Los disfraces de nuestros niños deben sí o sí incluir todos tapabocas alegóricos a sus inspiraciones y debe prohibirse sin vacilación toda reunión con niños en lugares cerrados, poco ventilados y/o sin normas de bioseguridad.

Los Superman’s, Batman’s, Mujeres Maravillas, Cenicientas, Elsas, deberán incluir un moderno y decorativo tapaboca alusivo a sus disfraces, elemento que ni Hollywood reservó para sus estrellas (salvo Spiderman) hará relucirá la creatividad del colombiano en pro de la diversión de sus hijos.

He visto, increíblemente, convocatorias en redes sociales a fiestas de adultos, rumbas y festivales invitando a apasionados jolgorios, que inspiran de todo, menos el respeto de los protocolos de salud.

Avisemos a las autoridades, disfracémonos de sapos si toca, porque en esta época la ley del más vivo no debe tolerarse ni en un centavo. No hay excusa para no sacar partido de esta fiesta, comercial, emocional y socialmente, pero en respeto absoluto de las normas ciudadanas y médicas contra el Covid-19.

Las entidades de control no deben ni descansar ese día. Es el momento perfecto para probar su efectividad para cuidarnos a todos y evitar que los inconscientes nos afecten sin necesidad. La noticia deberá ser que no hubo infectados por fuera de los habituales en dicha fecha. No podemos permitir improvisaciones.

¿La razón? Halloween es la prueba de que podremos pasar a la siguiente etapa: Halloween es el preparatorio a las Fiestas de fin de año y año nuevo. Si perdemos en esta ocasión, las autoridades deberán sí o sí pensar en restringir el 7 de diciembre, las velitas apagadas por un pésimo Halloween, los pasteles, fritos y cervezas, pitos y matracas sonando solitarias en casas ausentes de unión familiar; las sirenas, el grito picotero de la emisora popular sin volumen ni receptor, sufriendo la ausencia de los más cercanos, enhielados por la mala decisión de mal gozarnos un Halloween que no se compara con 10 minutos de un 31 de diciembre, en familia.

Esas fiestas, nuestras fiestas, rememoran mucho más simbolismos que las acopladas fiestas celtas; porque si los padres no cuidan a sus hijos en Halloween, mucho menos cuidarán de sí mismos en las 4 fiestas venideras, razón por la que el futuro sólo nos anticipará ocupación total de UCI’s e infectados e índices disparados por Covid-19, y un 7, 24 y 31 de diciembre como nunca lo hemos visto, en solitario, aislados de nuestros familiares y apartados por los índices de sanidad y contagio.     

Por eso, el llamado a las administraciones y a las propiedades horizontales de edificios, a los porteros y vigilancia privada, a los vigilantes y ayudantes de seguridad en barrios de casas, patios y terrazas, a los policías, a los papás, tíos, abuelos, niños y niñas: Incentivemos la creatividad en estas fiestas, cantemos las rimas y canciones alusivas a este día en familia, hagamos reuniones únicamente familiares, vistamos a nuestros niños con disfraces bioseguros, alejemos a nuestras familias de las UCI’s y recemos oraciones, en estos 3 días, en honor a los fallecidos en esta pandemia, a los corazones de miles de familias afectadas, en agradecimiento a los médicos y rogando por sabiduría a favor de las instituciones públicas para que con su ayuda, avancemos en esta pandemia, sin cruzar la línea que divide a los vivos de los muertos.

Los celtas creían que, con la llegada de Samhain, la intersección de planos que dividen este mundo del de los muertos se difuminaba, se estrechaba, se acortaba al mínimo y con ello, espíritus buenos y malos y toda carne atravesaba de un plano a otro. Yo he vivido el Halloween de los celtas. He disfrutado antes esta fiesta y he gozado en otras latitudes su celebración; esta vez, en familia, con los más cercanos, un Halloween único, especial y espero irrepetible. Evitemos entonces que el fantasma del coronavirus entre a nuestro hogar, ya que este es el único espíritu no burlón al que no le daré la bienvenida en esta fiesta de todos los santos.

Porque al final, nuestras fiestas, las irrenunciables, son principalmente fiestas familiares. Guárdate en este Halloween por ti, por tus hijos, por tu familia, por tus costumbres, por pasar feliz al menos a su lado, las 4 fiestas y celebrar nuestras verdaderas y autóctonas costumbres.