El acto fue "rápido y sencillo", sin discursos, tal como se hizo en 1992 con la toma de posesión de Itamar Franco, quien sucedió a Fernando Collor de Mello.
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EFE

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Temer asume Presidencia en Brasil en ceremonia rápida y sobria

Tras la destitución de Dilma Rousseff, sometida a un juicio político que acabó por desalojarla del poder.

Michel Temer asumió hoy la Presidencia de Brasil en una ceremonia rápida y sobria celebrada en el Senado, en la que el nuevo jefe de Estado acudió acompañado de centenares de correligionarios y simpatizantes.

La ceremonia fue más breve que el tiempo que le llevó a Temer atravesar los pasillos del Senado, abarrotados de sus partidarios, en su gran mayoría políticos hombres, blancos, entrados en canas y uniformados en trajes oscuros, a los que saludó casi uno por uno.

Temer declinó entrar por la rampa del Congreso, la entrada más solemne de la sede legislativa, prefirió la discreción de la "sombrerería" -como se conoce al acceso lateral donde sus señorías dejaban los sombreros hace décadas-, a la que llegó acompañado del presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, y de incontables seguidores, pero no de su mujer, Marcela Temer.

Entre abrazos, sonrisas, palmadas en la espalda y atendiendo a todas las peticiones que le hicieron de tomarse una foto con el teléfono celular, el nuevo presidente tardó cerca de 20 minutos en llegar al pleno del Senado.

Vestido con un traje negro, camisa blanca y corbata con motivos gráficos de tonos claros, Temer hizo el juramento protocolario: "Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución de la República, observar sus leyes, promover el bien general del pueblo brasileño y sustentarle la unión, la integridad y la independencia de Brasil", sin añadir nada de su cosecha.

Le acompañaban en la mesa los presidentes del Senado, Renán Calheiros, y de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, además de Lewandowski, quien hasta hoy dirigió el juicio político contra la presidenta destituida, Dilma Rousseff, en el papel de garante constitucional.

La única mujer en el estrado durante la ceremonia fue la diputada Mara Gabrilli, tercera secretaria de la mesa de la Cámara de los Diputados, que se sentó en su silla de ruedas junto a la mesa oficial.

En este aspecto, esta imagen fue similar a la investidura del Gobierno interino designado por Temer el pasado mayo, en el que no nombró a ninguna mujer, ni a ningún negro, entre 28 ministros, motivo por el que fue muy criticado por sus opositores.

Al igual que ocurrió en la ceremonia de investidura de Itamar Franco, quien en 1992 heredó la presidencia después de la destitución de Fernando Collor de Mello, no hubo la tradicional imposición de la banda presidencial.

Tampoco se repitieron otros fastos habituales de las ceremonias que se preparan para los presidentes que son electos en las urnas, que incluyen un paseo en un Rolls Royce descapotable por la Explanada de los Ministerios, la avenida central de Brasilia, para saludar al pueblo y un discurso desde el balcón del Planalto.

Una vez prestado el juramento de rigor, fuentes oficiales han anunciado que Temer celebrará una reunión con los miembros de su gabinete, tras la cual tiene previsto viajar hacia China para asistir a la Cumbre del G20, que supondrá su estreno en el ámbito internacional. 

EFE
 

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