una festividad crecientemente popular en la potencia asiática pero que algunas autoridades ven como una indeseable contaminación occidental.
La festividad la ven algunas autoridades como una indeseable contaminación occidental.
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Navidad en China, una fiesta para jóvenes que algunos puristas quieren abolir

Autoridades ven esta celebración como una contaminación occidental.

Millones de chinos, sobre todo jóvenes universitarios o miembros de las minorías cristianas, celebran estos días en el país la Navidad, una festividad crecientemente popular en la potencia asiática, pero que algunas autoridades ven como una indeseable contaminación occidental.

En ciudades como Pekín, el ambiente navideño se palpa en muchos lugares, sobre todo en hoteles y centros comerciales adornados con gigantescos árboles decorados, renos, figuras de Santa Claus y cegadoras iluminaciones festivas que nada tienen que envidiar a las de las metrópolis occidentales.

No es difícil teniendo en cuenta que es en China, concretamente en la localidad oriental de Yiwu (apodada en ocasiones "Ciudad Navidad") se fabrican un 60 por ciento de los adornos navideños de todo el mundo en las más de 600 empresas del sector que hay en la zona, y que en los últimos meses han trabajado sin descanso.

Pero la Navidad tiene características especiales en este país, donde no tiene el fuerte componente familiar que hay en Occidente -las cenas de parientes se reservan para el Festival de Primavera y el Año Nuevo Lunar- por lo que es sobre todo una ocasión para que los más jóvenes salgan y se diviertan.

"En Nochebuena iré con mi pareja a una fiesta en un hotel donde va a actuar una de las DJs más famosas de Ibiza", cuenta a Efe la escritora Li Keke, quien recuerda que fue en la universidad donde comenzó a celebrar estas fechas, por lo que estos días, para esta madre de 37 años, son una ocasión para "volver a la juventud".

Madres como ella ya comienzan a contar a sus hijos en China que el Papá Noel que adorna las calles, y que los chinos conocen como "shengdan laoren" (literalmente, "el viejo del santo nacimiento"), les va a llevar regalos, aunque cuando ellos eran niños nunca celebraron con sus padres la Navidad en los 80 o 90.

"No sabíamos lo que era", reconoce Yu Hao, un peluquero en el principio de la veintena que en Nochebuena irá a esquiar con su novia a Chongli, uno de los lugares que acogerá los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022.

"Me enteré de la Navidad por internet y poco a poco empecé a celebrarla", cuenta a Efe el joven, que otros años usa la Nochebuena como excusa para ir a ver una buena película con su pareja, tocada ésta con un gorro de Papá Noel.

Distinto valor tienen estas fechas para los más de 60 millones de cristianos (entre católicos y protestantes), algo menos de un 5 por ciento de la población nacional, que en muchos casos asistirán a la Misa de Gallo de la noche del 24, donde se cantan villancicos en mandarín y en latín.

"Para mí la Navidad es el nacimiento de Jesús y el de un nuevo año que marca un nuevo comienzo" cuenta una de estos fieles, Wang Yunpeng, quien irá en Nochebuena a la misa de la Catedral de Pekín, un bello edificio fundado por el jesuita italiano Matteo Ricci a principios del siglo XVII.

Jóvenes y creyentes, los principales involucrados estos días en las celebraciones navideñas, son objeto en ocasiones de campañas de las autoridades contra la expansión de esta fiesta que algunos puristas del comunismo o la tradición confuciana consideran una innecesaria importación de valores extranjeros.

La semana pasada, por ejemplo, una facultad universitaria de la ciudad nororiental de Shenyang prohibió a sus estudiantes celebraciones navideñas en el campus, alegando que esa fiesta era un símbolo de la "corrosión" occidental.

Jóvenes en China celebran estos días la Navidad.

En otro ejemplo de intentos de acabar con la Navidad, la ciudad oriental de Wenzhou, donde vive una de las comunidades protestantes más grandes de China, prohibió esta fiesta en escuelas, guarderías y universidades en 2014, mismo año en el que empezó a retirar cientos de cruces de iglesias y centros de culto.

Pero a veces el régimen tiene una relación más laxa con la Navidad, y hasta el mismo presidente chino, Xi Jinping, no puede ocultar que cuando era vicepresidente viajó en 2010 a Rovaniemi (Finlandia), donde está el parque temático dedicado a Santa Claus, y se hizo una foto con ese personaje.
   
La ciudad central china de Chengdu publicó hace unos años planes para construir una instalación similar dedicada a Papa Noel y llamada "Santa Park", aunque no parecen haberse concretado todavía.

De momento, muchos chinos viajan en invierno a la "Laponia china" (la ciudad de Mohe, el punto más septentrional y frío del país), donde desde 2010 hay también una supuesta subsede oficiosa del personaje que entrega regalos a los niños buenos, también a los chinos. 

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