El Papa Francisco en su visita al Japón.
El Papa Francisco en su visita al Japón.
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EFE

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El Papa rindió homenaje a mártires de la persecución al cristianismo en el Japón

El Sumo Pontífice levantó la voz “para que la libertad religiosa sea garantizada en todos los rincones del planeta”.

El Papa Francisco recordó este domingo "a los cristianos que en diversas partes del mundo hoy sufren y viven el martirio a causa de la fe", al visitar en Nagasaki el monumento dedicado a los 26 mártires crucificados durante la persecución del cristianismo en Japón en el siglo XVI,

"Son los mártires del siglo XXI que nos interpelan con su testimonio a que tomemos, valientemente, el camino de las bienaventuranzas", dijo Francisco tras visitar este lugar donde el jesuita Pablo Miki y otros 25 -tres jesuitas más, seis franciscanos, entre ellos cuatro españoles, y 16 laicos católicos japoneses- fueron crucificados en 1597 en un momento de persecución que continuó durante dos siglos.

La ocasión permitió al Papa "levantar la voz para que la libertad religiosa sea garantizada para todos y en todos los rincones del planeta, y levantemos también la voz -dijo- contra toda manipulación de las religiones".

Francisco, que pertenece a la Compañía de Jesús, hubiera querido seguir los pasos de los misioneros jesuitas en Japón, comenzando por San Francisco Javier, que llegó a este país en 1559.

En el año 1597 eran varios los miles de cristianos ya en Japón y sobre todo en Nagasaki, ciudad a la que incluso bautizaron como la pequeña Roma, pero la desconfianza hacia los extranjeros del emperador Toyotomi Hideyoshi inició una larga y cruel persecución en la que se aniquiló a miles de cristianos que no quisieron abandonar su fe.

La Iglesia católica en Japón es una minoría con el 0,42% de la población, unos 536.000 fieles, y cada año descienden los bautizados.

Francisco pidió no olvidar "el amor de la entrega" de aquellos misioneros mártires y "que no sea una gloriosa reliquia de gestas pasadas, bien guardada y honrada en un museo, sino memoria y fuego vivo del alma de todo apostolado en esta tierra, capaz de renovar y encender siempre el celo evangelizador".

"Que la Iglesia en el Japón de nuestro tiempo, con todas sus dificultades y promesas, se sienta llamada a escuchar cada día el mensaje proclamado por san Pablo Miki desde su cruz, y compartir con todos los hombres y mujeres la alegría y belleza del Evangelio", agregó.

EFE

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