Así empieza Donald Trump su mandato en la Casa Blanca
Lo primero que hizo el magnate fue firmar el decreto para desmontar el sistema de salud de Obama.
Atrás ya los discursos, desfiles, protestas y bailes de la investidura del presidente de Estados Unidos, este sábado comienza la "era de Donald Trump", marcada de inmediato por una agenda nacionalista y conservadora radicalmente contraria a la de su antecesor, el demócrata Barack Obama.
Aparte de su discurso de investidura, en el que Trump estableció el ideario de su Presidencia, un reflejo significativo de ese giro fue el cambio de la página web de la Casa Blanca, de la que al momento desaparecieron objetivos destacados de Obama como el combate al cambio climático o la liberalización del comercio mundial.
Y también lo fueron las primeras medidas que tomó el nuevo mandatario nada más terminar los desfiles en su honor.
Como prometió en campaña, la diana del primer dardo de Trump en forma de orden ejecutiva fue la reforma sanitaria de su antecesor, popularizada por sus detractores con el nombre de Obamacare, que otorgó seguro sanitario a más de 20 millones de personas.
El magnate neoyorquino y ahora presidente instruyó a las agencias del Gobierno a "aliviar las cargas del Obamacare", lo que supone dar carta blanca a las diferentes agencias a desoír las directivas de la reforma sanitaria mientras el Congreso deroga y sustituye el plan de salud que debía constituir uno de sus principales legados de Obama.
Curiosamente, la nueva versión de la página de internet de la Casa Blanca de Trump no hacía referencia alguna a la reforma sanitaria y a las reiteradas promesas de campaña de acabar con ella, aunque luego ha suavizado ese compromiso con la sustitución de ese sistema por otro "más efectivo", cuyos detalles se desconocen.
Lo que sí establecía como prioridad eran la deportación de los indocumentados con antecedentes penales o el muro en la frontera con México para detener la entrada de drogas y la inmigración clandestina, dos de sus promesas electorales más controvertidas.
Asimismo, fija el objetivo de fortalecer las Fuerzas Armadas, de "aumentar el número y la efectividad de los agentes de policía" y de proteger el derecho de los estadounidenses a portar armas.
Todo ello dentro de un ideario encabezado por los lemas de su campaña electoral, ahora convertidos en programa de gobierno: "Hacer a EEUU grande de nuevo" y "poner a Estados Unidos primero", tanto en política exterior como comercial o energética.
Ese ideario quedó establecido por Trump en su discurso de toma de posesión en las escalinatas del Congreso, en el que pareció dirigirse sólo a sus seguidores, ajenos a la élite de Washington.
"Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo en la capital de nuestra nación ha cosechado los frutos del Gobierno, mientras que la gente ha cargado con el coste. Washington ha progresado, pero la gente no ha compartido la riqueza", afirmó.
"Hoy no estamos sólo transfiriendo el poder de una Administración a otra, o de un partido a otro, sino que estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndolo a ustedes, el pueblo", dijo Trump rodeado de figuras de esa élite de la capital que critica.
Y tampoco hizo ningún llamamiento a una reconciliación que parece necesaria debido a la polarización de la sociedad estadounidense tras las elecciones, en las que se impuso el magnate inmobiliario por el sistema de colegio electoral pese a que su rival demócrata, Hillary Clinton, le superó en casi tres millones de votos.
Reflejo de esa polarización han sido las innumerables protestas que la victoria de Trump ha suscitado por todo el país, por sus posturas radicales en cuanto a las mujeres, los homosexuales, los inmigrantes, los musulmanes, etcétera, y que el día de su investidura se repitieron en Washington y otras muchas ciudades.
Pero sus seguidores le oyeron el mensaje nacionalista y proteccionista que esperaban de él:
"Durante muchas décadas -subrayó-, hemos enriquecido la industria extranjera a expensas de la estadounidense, subvencionado los Ejércitos de otros países mientras permitíamos el muy triste deterioro de nuestro Ejército".
En tono populista, el magnate se quejó de que EEUU defiende las fronteras de otras naciones y olvida las suyas, y otorga miles de millones en ayuda exterior mientras sus infraestructuras languidecen, argumentos recurrentes entre los trabajadores castigados por la crisis y que le dieron la victoria electoral.
Y justificando el giro proteccionista que preconiza agregó que "todas las naciones tienen el derecho de dar prioridad a sus propios intereses".
"Hemos hecho ricos a otros países mientras que la riqueza, la fuerza y la confianza de nuestro país se ha disipado en el horizonte", prosiguió.
Y el nuevo lema de la era Trump será hacer a Estados Unidos fuerte, rico, orgulloso, seguro y grande de nuevo.
"De este momento en adelante, sólo va a haber Estados Unidos primero".
EFE - Hernán Martín