Una foto de Madelayne adorna su casa.
Una foto de Madelayne adorna su casa.
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Cristian Mercado

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Un año sin justicia: tres fiscales y la muerte de Madelayne Ortega no se ha esclarecido

Un año después el padre de la joven reitera que “se trató de un asesinato” dentro de la sede centro de la Universidad del Atlántico.

Se cumple este viernes 18 de diciembre un año de la trágica muerte de Madelayne Ortega, la joven que encontró la muerte cuando participaba en una toma a la sede centro de la Universidad del Atlántico, en medio del paro de estudiantes que para esa época se desarrollaba. 

Madelayne cursaba el primer semestre de derecho en esa Universidad cuando sus estudios se vieron truncados por la protesta.

En el año transcurrido después de la muerte de la joven, no ha habido avances en la investigación de la Fiscalía.

Tres fiscales se han asignado, pero aún no se ha establecido si fue un accidente, un homicidio o un suicidio. Su familia se mantiene en la tesis de que fue la segunda hipótesis, un homicidio, porque se ocultó la escena del hecho, se borraron evidencias y porque Madelayne nunca había mostrado conductas suicidas.

El trágico hecho se conoció ese día cuando otros estudiantes tomistas la llevaron hasta la clínica San Diego, muy cerca de la sede centro de UniAtlántico, pero ya no tenía signos vitales.

La escena se alteró y muchas horas después fue que pudieron ingresar los investigadores de la Fiscalía. 

Roberto Ortega, padre de Madelayne Ortega

Un año de la muerte y la familia exige justicia

En el hogar de Madelayne, en Soledad, en este 2020 se decoró la casa con motivos navideños, tal como lo hacía ella cada diciembre porque le gustaba mucho la celebración de fin de año.

Sentado en la terraza de su vivienda, el padre de la joven Roberto Ortega asegura que “avances no ha habido ninguno, la investigación ha seguido quieta, por parte de la Fiscalía y nunca hemos tenido una respuesta a lo sucedido”.

Cuestionó por ejemplo que no se haya indagado en la información que Madelayne tenía en su teléfono celular y ya la línea fue eliminada por el operador.

“No tenemos respuesta al desbloqueo del celular, no tenemos respuesta a las indagaciones que han hecho, han cambiado tres veces al fiscal encargado”, señaló.

Para el progenitor de la menor, ha habido un “abandono total” de las autoridades con la familia de la víctima.

Afirma que las llamadas de él ni las de su abogado son atendidas en la Fiscalía. El último fiscal fue cambiado el pasado 15 de octubre, no se conoce ningún tipo de avance en la investigación y la incertidumbre de la familia, sigue.

La mayor preocupación del papá de Madelayne es que al no esclarecerse la muerte de su hija, no se ahonda en su teoría del homicidio, tal como lo aseguró hace un año a Zona Cero.

La sala de la casa de Madelayne Ortega

“Desde el primer momento en que nosotros supimos y vemos la necropsia y supimos lo que le habían hecho,  nos mantuvimos y todavía nos mantenemos en que a nuestra hija nos la mataron, a nuestra hija ya sea accidental o voluntariamente, nos la mataron. Y estamos a la espera de que nos digan a quién pertenecen las huellas que se le encontraron en su brazo izquierdo y en su cuello. Quiénes son los responsables, qué se ha hecho para tener en aprehensión a estas personas, pero hasta el momento no nos han dado respuesta a eso, pero sí nos mantenemos en que a nuestra hija nos la mataron”, afirmó.

Ortega dijo que como ciudadano y padre “para mí hay terceras personas involucradas en esto”.

“Este es un caso al que no se le ha visto avance. Un caso que para la Fiscalía, a pesar de ser un feminicidio, no le han mostrado la importancia, mi hija era una menor de edad, y no ha sido así. Creo que hay terceras personas involucradas en esto y son las que no han permitido que este caso avance”, indicó.

Finalmente, Roberto Ortega dijo que confía en que habrá un cambio y las personas responsables pagarán por lo que hicieron.

Para el papá de Madelayne, este 2020 ha sido un año muy difícil, y más ahora. No tiene a su hija en una temporada en la que ella llenaba de alegría el hogar.

Mientras tanto, en la sala de la casa se trata de tener todo como si la joven estuviera presente. 

Allí se sabe que la familia es la única doliente, solo ellos la recuerdan y tienen intacto el dolor de la lamentable pérdida.

La recuerdan con mucho dolor en medio de una pena y un vacío que no sienten quienes la indujeron a participar, siendo aún una adolescente, en una protesta en la que no podían participar menores de edad.