Los sonidos del lenguaje que aprendemos cuando somos bebés moldean la forma en que escuchamos por el resto de nuestras vidas.
Los sonidos del lenguaje que aprendemos cuando somos bebés moldean la forma en que escuchamos por el resto de nuestras vidas.
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Un estudio explicaría la habilidad de los niños para aprender el lenguaje

Según el análisis publicado por la revista científica Nature Neuroscience.

Un estudio científico de la Universidad de Columbia revela que los cerebros de los pájaros cantores jóvenes se sintonizan con las canciones que aprenden mientras se desarrollan e ilustra la extraordinaria flexibilidad del cerebro en crecimiento.

Según el análisis publicado este lunes por la revista científica Nature Neuroscience, este estudio podría ayudar a explicar por qué aprendemos nuestro propio idioma nativo tan fácilmente, pero nos cuesta dominar otras lenguas que no escuchamos cuando éramos pequeños, ya que la corteza auditiva, es similar en las aves y los mamíferos.

"Los sonidos del lenguaje que aprendemos cuando somos bebés moldean la forma en que escuchamos por el resto de nuestras vidas, y los sonidos vocales que los pájaros cantan cuando son pequeños pueden tener el mismo efecto", aseguró la investigadora del Instituto Mortimer B. Zuckerman Mind Brain Behavior de la Universidad de Columbia Sarah M.N. Woolley.

La científica añadió: "Al mapear los sistemas auditivos de estas aves a medida que aprenden sus canciones, esperamos descifrar los mecanismos que guían nuestra propia capacidad para aprender el habla".

A pesar de que las comunicaciones de ningún otro animal pueden igualar la complejidad y diversidad del lenguaje humano, los píos y trinos cantados por las más de 5.000 especies de pájaros se acercan al de las personas.

El ave cantante más estudiada es el pinzón cebra macho que aprende su canción de su padre al escuchar e imitar durante los primeros tres meses de vida.

"Cuando aprende a cantar por primera vez, la canción del menor no está estructurada, de manera similar a como un bebé humano balbucea antes de producir palabras", señaló el científico investigador del laboratorio de Woolley Jordan Moore. 

Para los experimentos, los doctores Moore y Woolley estudiaron tanto el icónico pinzón cebra como el pinzón de cola larga, una especie no comúnmente estudiada en el laboratorio.

EFE
 

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