Acuarela del puerto de Santa Marta conservada por la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Acuarela del puerto de Santa Marta conservada por la Biblioteca Luis Ángel Arango.
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Edward Mark Walhouse - 1845

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Hace 184 años Santa Marta fue sacudida por el peor terremoto en su historia

Lo grave de todo es que Santa Marta sigue, en la actualidad, con el riesgo latente de un temblor.

En la madrugada del 22 de mayo y hasta bien entrado el día 24 de 1834, Santa Marta fue sacudida por uno de los terremotos más fuertes en su historia. Un movimiento telúrico que hoy, por su magnitud, dejó profundos cambios urbanísticos en la ciudad que conocemos.

De acuerdo con el docente, licenciado en ciencias sociales e historiador Wilfredo Padilla Pinedo, el terremoto fue de una magnitud “como nunca se había dado según el Gobernador de aquella época Juan Gómez".

En un informe enviado a las autoridades centrales, Gómez entregó detalles de la magnitud de la tragedia: Todas las edificaciones, sin excepción, quedaron en alguna medida afectadas por el movimiento telúrico. En aquellos días la delimitación del casco urbano se regía en lo que es actualmente el Centro Histórico.

En el informe del Gobernador se describe que la cúpula de la catedral se vino abajo y varias de sus paredes y pisos quedaron cuarteadas, especialmente frente al altar de San José, donde estaba ubicada la tumba de Simón Bolívar. Este daño, destaca el historiador consultado por Seguimiento.co, generó que varios años después, en otro temblor, se cayera el piso que rodeaba la tumba y que exhibiera los restos del Libertador.

"A partir de ese informe y de la narración de otros cronistas, posteriormente, sabemos qué fue lo que sucedió", detalla Padilla. Las crónicas posteriores, como una de 1855 dan cuenta de que, por ejemplo, 100 casas quedaron destruidas y el resto con averías importantes. El convento de Santo Domingo, que estaba donde hoy se ubica el Palacio Tayrona, sede de la Gobernación del Magdalena, quedó totalmente destruido y nunca logró recuperarse. Lo mismo sucedió con la capilla posterior a la iglesia San Francisco. La casa de la Aduana y el Palacio Episcopal, por ejemplo, lograron salvarse.

El temor se apoderó de los habitantes de la ciudad. “La gente se fue hacer cambuches a los playones, a las salinas, porque tenían miedo de regresar. Incluso hay una réplica que se reporta para el 25 de junio, una de las más fuertes”, remarcó.

Por increíble que parezca, señala Padilla Pinedo, el terremoto no generó muertes a pesar de que eran las 3:00 de la mañana, hora en la que muchos, en sus viviendas, dormitaban. "Yo no lo he podido entender, porque no dejó pérdidas humanas, sino alguno que otro maltratado".

El temblor que afectó gran parte de la Costa Caribe, especialmente las ciudades de Santa Marta, Riohacha, Mompox, Ciénaga e incluso parte de territorio venezolano, generó que la ciudad colonial terminara de un momento a otro. "Imagínese 100 casas destruidas, y el resto afectadas, es un daño general para las proporciones de la urbe".

La recuperación de la ciudad fue lenta. Durante todo el siglo XIX Santa Marta quedó en un estado lamentable y solo sería posible su recuperación hasta el siglo XX con la coyuntura económica generada por la llegada de la United Fruit Company.

El terremoto, que puede volver a ocurrir en cualquier momento por la presencia de la falla de la Oca y de Santa Marta-Bucaramanga, es una más de las respuestas a por qué Santa Marta, si es una de las ciudades que compite en América por ser la más antigua, su urbanismo no refleja dicha antigüedad.

"Ese factor incide en la explicación de por qué no heredamos una arquitectura colonial más amplia como Cartagena o Mompox. Esta ciudad vivió muchas situaciones y esta fue la más fuerte y que desdibujó ese urbanismo colonial y que en el siglo XX se recuperara, pero no por los estilos de aquellos días sino las nuevas ideas impulsadas desde Francia".

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