Sede de Coomeva en Barranquilla.
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El calvario de un paciente en Coomeva que requiere urgente trasplante renal

La EPS también ha sido omisiva con los controles médicos de un trasplante del hígado que ya se le practicó.

A sus 72 años de edad, Marcos Useche Inés enfrenta un verdadero drama, debido a las omisiones y tardanzas de Coomeva EPS para autorizar los procedimientos que requiere con urgencia ante su crónico estado de salud.

Su situación ha sido de tal magnitud que ni los fallos de tutela a su favor han permitido agilizar, por parte de Coomeva, los procedimientos e intervenciones requeridas.

Ese drama inició en diciembre de 2004 cuando se le diagnosticó una cirrosis hepática y de inmediato se concluyó que necesitaba urgente un trasplante de hígado.

Sin embargo, los protocolos para la intervención apenas iniciaron en mayo de 2005 en la ciudad de Medellín, donde también sufrió crisis en su estado.

“Se descompensaba mucho y Coomeva no informaba nada sobre su situación. Fue entonces cuando en agosto de 2005 interpusimos una tutela que fue fallada en septiembre y en el mes de octubre de 2005 se procedió con el trasplante de hígado. Desde entonces requiere controles cada tres meses en Medellín”, dijo Sandra Useche Cabarique, hija del paciente.

No obstante, desde el año 2017 los controles no se hacen cada 3 meses “sino cada 6 meses o cuando Coomeva los autorice".

En el mes de febrero del mismo 2017, debido a sus complicaciones de salud, a Marcos Useche Inés también se le autorizó un trasplante renal.

En ambos casos hubo necesidad de recurrir a la acción de tutela en procura de que Coomeva atendiera los requerimientos.

Fue así como se le conminó al representante legal de Coomeva EPS para “que preste y autorice de forma integral todos los servicios de salud que sean ordenados y/o recomendados por los médicos tratantes y que tengan por objetivo mejorar la calidad de vida en condiciones dignas. Entre los cuales se incluyan servicios, tratamientos, medicamentos, procedimientos, pruebas, diagnósticos, exámenes de laboratorio, hospitalización y además atención médica que se desprendan del tratamiento prescrito por ls galenos a favor del accionante para tratar sus patologías”, al tiempo que lo exoneran de efectuar los copagos y cuotas moderadoras.

Al iniciar el procedimiento para el segundo trasplante, el estado de salud siguió complicándose, requirió de diálisis y hasta sufrió un infarto, en mayo de 2017, siendo internado en la Clínica Bonnadona de Barranquilla.

Allí permaneció hospitalizado durante un mes y le iban a practicar una cirugía de corazón por tener el 99% de las válvulas tapadas. Sus familiares prefirieron su traslado al Hospital San Vicente de Rionegro (Antioquia). Estando allá, en agosto de 2017, un catéter le produjo una trombosis venosa.

“A mi papá prácticamente lo desahuciaron y lo mandaron nuevamente para Barranquilla”, agregó angustiada su hija.

De ahí en adelante, en el mes de noviembre de 2017 le correspondía control en seguimiento a su trasplante de hígado, “pero Coomeva nunca respondió. Coomeva y la Supersalud han omitido las citas de control, pese a que mi papá es un paciente crónico, con el 99 por ciento de las válvulas del corazón tapadas, es diabético, hipertenso, con insuficiencia renal crónica, con infarto isquémico, con hiperplasia de la próstata y que también requiere trasplante renal”.

Sobre esto último, no obstante el tiempo que lo recomendaron, aún no ha sido ingresado al protocolo prequirúrgico.

Con todo y ello, “mi papá sigue vivo”, pero lo que sus familiares cuestionan es la actitud omisiva de Coomeva. “¿Que están esperando”, preguntó al final.

 

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