Manuel Domingo Arteaga, administrador del Cementerio Calancala.
Manuel Domingo Arteaga, administrador del Cementerio Calancala.
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Zona Cero

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260 fallecidos, enterrados en junio en el Calancala: promedio mensual oscilaba entre 60 y 80

La mayoría, fallecidos por Covid-19.

Con las preocupantes cifra de casos positivos de Covid-19 y los más de mil fallecidos en junio por la pandemia, también se registran sorprendentes indicadores de inhumaciones en el cementerio Calancala de Barranquilla.

Las cifras comenzaron a aumentar desde cuando en la primera semana del mes la Alcaldía anunció que se estaba en un promedio de 25 cremaciones diarias y que los hornos crematorios en la ciudad ya eran insuficientes ante tantas personas fallecidas.

La orden en ese momento a las funerarias y cementerios era comenzar las inhumaciones. Lo que nunca se imaginó es que se llegara a superar cualquier registro.

Para el último día del mes, el sacerdote Manuel Domingo Arteaga informó a Zona Cero que se pasó de un promedio que oscilaba entre 60 y 80 inhumaciones al mes, a 260. La mayoría han sido fallecidos por Covid-19.

“Antes eran unos 8 o 9, ahora tenemos unos 15 sepelios diarios y en el mes de junio hasta hemos sepultado unos 260 finados”, dijo.

El 21 de junio ha sido el día de más inhumaciones con 18.

Un aviso anuncia que no pueden entrar más de 10 dolientes por fallecido.

Un aviso en la puerta advierte a los dolientes que no pueden ingresar más de 10 personas a la inhumación final y es allí cuando en muchos casos se presentan las protestas de los familiares de los muertos.

En varias ocasiones han intentado golpear a los porteros y hasta un episodio similar al de Malambo, en donde dolientes abrieron  el ataúd de un hombre fallecido por Covid-19, ya se presentó en el Calancala. 

“Aquí pasó como pasó en Malambo una vez. Descubrieron el féretro, le violaron el embalaje. Se contagian y luego van a contagiar a miles y miles de personas más”, dijo el sacerdote Arteaga añadiendo también que antes de la pandemia no existía ninguna restricción “y podía entrar todo el que quisiera”.

“La pandemia ha significado un aumento de inhumaciones. Se han sepultado muchos más de lo que se sepultaba antes, pero no solo de Covid-19 sino también por muerte natural y también por muertes violentas” aclaró el religioso.

“A veces vienen en tumultos, le pegan al portero porque quieren entrar todos, nosotros no tenemos la culpa de que haya esta pandemia”, señaló al recomendar que se atiendan las normas de bioseguridad.

En el cementerio, los 32 trabajadores, entre administrativos y operarios, laboran cumpliendo con todas las normas de bioseguridad.

José Franco, gerente operativo Cementerio Calancala, explicó que en ese camposanto “estamos utilizando una medida a nivel interno”. Consiste en “sepultar en el nivel 2”. 

Un pabellón del Cementerio Calancala

“El nivel 2 es una altura que queda a ras con la carroza que viene trayendo el féretro, por lo tanto es para tener el menor contacto posible con el cadáver que ya viene debidamente sellado”, finalizó.

 

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