“Proclamar la palabra”, pidió Arzobispo de Barranquilla a sacerdotes y feligresía

La Misa Crismal es el Sacramento de la Unidad Diocesana y el signo visible de la comunión de la Iglesia particular que peregrina en el Departamento del Atlántico. Por las circunstancias particulares este lunes santo solo participaron dos representantes de cada parroquia y los sacerdotes de la Arquidiócesis de Barranquilla.

Esta celebración está enmarcada en signos muy bellos en los cuales se manifiesta la universalidad de la Iglesia en los sacramentos. Se bendijeron el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y la consagración del Santo Crisma. Además, los sacerdotes del Atlántico hicieron la renovación de sus promesas sacerdotales con las cuales se comprometen a vivir con Cristo Sumo y eterno sacerdote.

La ceremonia inició con la procesión de entrada, en la que solo participaron: Ceremoniero, Turiferario, Cruz y ciriales, acólitos, concelebrantes y Arzobispo.

En la homilía, Monseñor Pablo Salas Anteliz, expresó: “Este es un día importante para la Iglesia, especialmente para los presbíteros, es la fiesta que nos hace presente la misión de Cristo, el significado de la unción y la misión. La convicción con la que actuó y procedió Cristo, nos muestra que no tenía duda de que era el Mesías, el ungido del Señor y que tenía una misión, proclamar la buena noticia. Para nosotros los cristianos, proclamar debe significar que ha llegado el tiempo de perdón y misericordia, un año de gracia, para sanar los corazones rotos y desgarrados. Jesús viene a devolvernos la dignidad perdida por el pecado, a reconstruir al hombre desde adentro”.

Agregó: “Esta celebración en la que programamos la unción de Cristo es la fiesta de la fidelidad de Cristo con los sacerdotes. Para recordarles que han sido enviados para la misión que tiene la Iglesia y la misión como ministros de proclamar la Palabra y cada vez que los sacerdotes la proclaman se cumple su ministerio. Esta Palabra debe resonar en todas las familias y los corazones. Es la Palabra la que frustra los miedos y devuelve la esperanza y la certeza del amor de Dios. Cantaré eternamente la misericordia del Señor nos dice el evangelio”

Al finalizar su homilía, Monseñor Salas Anteliz, invitó a los sacerdotes a no descuidar su ministerio y pidió a los católicos acompañarlos, orar por ellos. “Nunca faltarán pastores que guíen a este pueblo, es la muestra de la fidelidad de Dios. Las comunidades evangelizadas no dejan ni son indiferentes con los sacerdotes. La alegría de un sacerdote es ver el crecimiento en la fe de su comunidad. Somos un pueblo sacerdotal y los sacerdotes hacemos parte de ese pueblo para servirle a nuestros fieles. La Virgen Santísima cuide de los sacerdotes y la santidad del pueblo”.

 

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