La de Soledad no es la única restauración fallida: Estas son las más famosas

La restauración de la imagen de San Antonio en Soledad es solo una muestra de lo que sucede cuando manos inexpertas se encargan de realizar trabajos para los cuales están preparados verdaderos profesionales del arte religioso o restauraciones de arte.

Casos como el de Soledad se han presentado en varios lugares del mundo, el más famoso es la imagen del Eccehomo de Borja, en España, en 2012 cuando una parroquiana llamada Cecilia Giménez Zueco, de 81 años, se le ocurrió restaurar por iniciativa propia un mural de Elías García Martínez, que se cree fue pintada en 1930.

La restauración fue un fracaso y el Eccehomo terminó pareciéndose a un mono, lo que originó un fenómeno mediático ampliamente conocido y todavía recordado. Al final, nada pudieron hacer las autoridades puesto que si se recomponía lo restaurado por la improvisada artista, se corría el riesgo de perder el pequeño mural.

Es como si un cirujano plástico inexperto operara una nariz y la deformara, a tal punto, que un cirujano con experiencia no puede hacer nada. Algo así pasa con el arte.

También en España, en el altar mayor de la parroquia de San Sebastián de Reinosa (Cantabria), que data del siglo XVI, un dibujo de una cara sonriente y con coloretes interrumpe un conjunto de ángeles en relieve. Contrario a alguien angelical la cara parece la de un payaso. Esta restauración no es reciente, pero las redes sociales se encargaron de darle notoriedad.

En Lugo, en 2014 también hubo una restauración no autorizada de un retablo de la iglesia de San Xoán de Alto (Lugo) a cargo de un hombre, José Rozas, que vio en este trabajo una forma de terapia para afrontar sus tres enfermedades: síndrome de Reiter, esclerosis múltiple y epilepsia. 

En junio de este año la renovación del San Jorge, en la que el santo aparece como si tuviera colorete.  La escultura, hecha en madera, data del siglo XVI y está ubicada en la Iglesia de San Miguel de Estella, en Navarra fue restaurada por una profesora de manualidades.

Cuando ya todos pensaban que era una lección mundial aprendida por los intrépidos e inexpertos restauradores, aparece la cara de San Antonio para dar desde Soledad nuestro aporte mundial a las estadísticas de restauraciones fallidas.

Con información de EFE y Redacción local

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