La asistencia en La Troja, como siempre, fue masiva.
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Jairo Cassiani

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Los nubarrones no espantaron a los hinchas: barranquilleros también ganaron puntos

Las calles se invadieron con la mancha amarilla y una vez más la capital del Atlántico demostró por qué es llamada la 'Casa de la Selección'.

De labios rojos, gorras para atrás, camisetas amarillas, azules y blancas, algunas en short, otros en bermuda y el resto en 'jean'. La pinta para acompañar a la Selección Colombia se materializó este jueves en las calles de Barranquilla cuando los aficionados apoyaron incondicionalmente a los 11 de José Néstor Pékerman en la lucha de las Eliminatorias al mundial de Rusia 2018. 

Las mujeres también se vieron el partido llenas de emociones.

Se respiró ilusión y esperanza entre los seguidores de la Tricolor que se apostaron en los estaderos de la ciudad y a las afueras de las casas y observaron con emoción y un poco de tensión la movida de la pelota entre los jugadores cafeteros y los visitantes de Bolivia.

Las emociones estuvieron a flor de piel.

Al cumplirse los primeros 10 minutos del compromiso, mientras los globos y perendengues que adornaban La Troja se movían a la par de la brisa por el clima que conquistó a Barranquilla, también se movieron de sus asientos los trojeros, quienes en dos fallidas jugadas iniciales levantaron brazos, gritaron con ímpetu, reclamaron con propiedad y hasta rieron nerviosamente por lo que veían en las pantallas de este icónico lugar que más allá de ser templo de salsa se ha convertido en templo de fútbol y deporte. 

"Muriel, nojoda", "Suéltala", "Gol, Nooo", "casi casi", fueron algunas de las expresiones que al cumplirse los primeros 20 minutos se oyeron entre la gente que en su corazón cargó el sello colombianísimo. Como siempre la asistencia a La Troja fue masiva.

Cerca de los 30 minutos, el cielo seguía nublado, pero el calor humano de quienes no abandonan a la selección se seguía sintiendo. 

Si bien el alcalde Alejandro Char decretó tarde cívica, no faltaron quienes siguieron laborando con la pinta colombiana y la actitud de fiesta. Entre este grupo estuvieron lo vendedores de chuzo, de comidas rápidas, de cerveza, de accesorios, taxistas, voceadores, que no perdieron oportunidad para demostrar que en el corazón del pueblo también está el amor por los que se disputaron el balón en el 'Coloso de la Ciudadela'. 

Todos le pusieron el alma al encuentro.

"Yo le pongo ahí 2-0 a favor de Colombia. Aposté 400 barras a que Colombia ganaba. Eso va, el país gana", aseguró uno de los jóvenes que llegó hasta la calle 74 con carrera 45 para ver el juego. 

"Uno de Muriel y uno de Jerry Mina de tiro libre", exclamó uno de los espectadores. "No, no eso es de James y Muriel", le ripostó un amigo. 

La tensión llegó a apoderarse de los hinchas en La Troja.

Al cerrarse el primer tiempo y con el buen avance del segundo, Barranquilla pudo decir que acompañó a la Selección en su esfuerzo evidente por irrumpir en el arco contrario.

Cuando llegó el gol, la ciudad vibró y envió su mejor energía a los siempre queridos jugadores. Al finalizar, los hinchas repitieron una y otra vez "vamos que vamos" a la espera del próximo encuentro.                        

 

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