Víctor Cantillo, jugador del Junior.
Víctor Cantillo, jugador del Junior.
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Jairo Cassiani

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Junior: no es tiempo de llorar, sino de pensar en el futuro

La fuerza venció esta vez a la inteligencia.

No hay mejor cuña que la del mismo palo. Al Junior lo acuñaron dos exjugadores del club: Michael Rangel y Rafael Carrascal. Para rematar, otro costeño Duván Vergara se sumó para hacerle la fiesta. Bailaron de lo lindo a los defensores rojiblancos, especialmente a Marlon Piedrahita quien agobiado de tanta "burla" terminó desajustado mentalmente hasta llevarlo a la expulsión. 

De antemano sabíamos y así lo habíamos expresado con antelación  que no sería cómodo y mucho menos fácil el juego ante el América. Jugar en Cali ante una hinchada agreste y con un reconocido grado de influencia y temor en los árbitros no ha sido nunca factor que pueda entregar confiabilidad. Pero al margen de todo eso, creo, que de las 14 veces que América se ha titulado campeón, está ha sido una de las contadas que lo logra merecidamente.

Porque lo ganó con base a criterio- no tanto futbolístico- pero si con “hambre” de conseguirlo. El coraje, la decisión y  la mentalidad dispuesta le avalaron para superar a un rival que intentó hacer su juego, pero que le faltó lo que tanto hemos expresado: mística ovalada. Junior se dejó envolver en un planteamiento americano que le cortó circuitos de pensamiento anticipándolo en las jugadas y sin dejar resolver a su criterio. En estos partidos de final como aprecian los entendidos  del fútbol, “no se juega, se gana”, sin importar de qué manera se logra. América aplicó bien esta pensamiento y Junior en cambio cayó en su monotonía acostumbrada de tocar y tocar pero sin profundizar y menos sin decidirse al remate en los momentos propicios.

La fuerza venció esta vez a la inteligencia. América, menos condicionado en lo futbolístico, impuso la fortaleza, anticipó, marcó de dos y tres a los criteriosos junioristas como Teófilo y Cantillo,  hicieron el doblaje en velocidad y atacaron a Piedrahita quien quedó muy comprometido por la falta de apoyo de Moreno que lució dormido y temeroso. Un América que tenía bien estudiado al rival. Encontró a un Junior que impávido en sus movimientos y que no supo cambiar de estrategia futbolística.

En nuestra nota anterior en este portal de zonacero.com, decíamos que  podría resultar definitivo el papel del arbitraje. Una plaza sumamente difícil y con altísimo grado de influencia de los hinchas a los jueces del campo no era nada cómodo para los visitantes y menos para Junior que- sea dicho de paso-por su condición de caribeño, recibe la antipatía y maledicencia de los cachacos. A tal punto que los comentaristas de RCN y WIn  resaltaron en grado sumo la actuación del América al tiempo que despotrican de los rojiblancos haciendo pensar a los televidentes que Junior fue inmensamente inferior y nunca tuvo merecimiento.

Así lo comentaron los del panel de Win, Campo Elías Therán, cachaquizado y reiterado enemigo juniorista”, Daniel Pérez, Juan Felipe Cadavid y Sergio Galván quienes no escatimaron esfuerzos hasta para condenar a jugadores y técnicos del onceno tiburón, pero no dedicaron tiempo para comentar la acción del penalti por la mano de un  jugador americano cuando el partido estaba en la primera parte. Una acción que pudo haber cambiado el desarrollo del juego. Si bien no podían disimular la felicidad que les embargaba por la derrota juniorista, debieron ser más sensatos y entender que las “salidas de ropa” y “estado agresivo” de los jugadores y técnico, también forma parte de un juego en el que la “sangre hierve” y fue respuesta a provocaciones de los americanos.

“No es tiempo de llorar”, decían algunos locutores futboleros, pero si es tiempo para recordar que de las tantas (14) veces que América ha sido campeón, esta-a nuestro juicio- es de las contadas que podemos decir que ha sido conseguida muy merecidamente. Muchas de aquellas otras de los años ochenta y noventa, especialmente de la mano del médico Gabriel Ochoa fueron logradas ilícitamente por el poder del dinero del narcotráfico y la prepotencia del entonces técnico americano que “desangraba” a los clubes rivales para restarle poder competitivo. En tal sentido, siempre creímos y así lo dijimos, América “estafó al fútbol colombiano”. Esta vez en cambio, lo consiguió porque lícitamente fue mejor.

Independiente de todo lo anterior y analizando lo nuestro, reafirmamos nuestra creencia que Junior perdió casi toda posibilidad al no ganar en su partido en Barranquilla una semana antes. Y a la hora de hacer balances y pensando en el futuro, creemos que al equipo hay que meterle mano en refuerzos de primerísima calidad. Definitivamente entender que hace falta un volante creativo, un verdadero diez diez y un goleador de casta, no un delantero con goles esporádicos, sino un goleador de verdad que marque diferencia y brinde total confianza.  Comenzando el reforzamiento con un técnico que sienta “hambre y deseos de campeonar”. Julio Comesaña, como decía el difunto Fabio Poveda- ha perdido fuego en el corazón y él mismo ha dicho que lo que le caiga, gane o pierda le da igual porque a estas alturas ya ha vivido futbolísticamente todo lo que podía dar.

  

 

 

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